Volcanismo calatravo

El volcanismo calatravo es una consecuencia de la elevación de las Cordilleras Béticas durante la orogenia alpina, suceso geológico que se debe al choque de las placas Euroasiática y Africana en el contexto del Mediterráneo occidental.

Existe el consenso entre los investigadores que considera que la primera erupción volcánica en la comarca se data de hace unos 8-9 millones de años. Los últimos trabajos de investigación sitúan las últimas erupciones en el final del Pleistoceno Superior y en el Holoceno Medio, lo cual implica edades inferiores a los 10.000 años. Estas últimas dataciones se han realizado mediante técnicas indirectas y absolutas, datos que nos llevan a considerar a la región volcánica del Campo de Calatrava como zona volcánica activa, según los criterios internacionales.

En la historia eruptiva del volcanismo calatravo se han originado una serie de depósitos volcánicos diferenciados, atendiendo principalmente a su composición química y mineralógica, pero también al tipo de erupciones que los han generado. En general, este volcanismo se caracteriza por ser básico y ultrabásico, es decir, estamos antes la presencia de magmas alcalinos muy ricos en CO2, con un contenido muy bajo en silice (inferior al 45%).

Las erupciones volcánicas en el Campo de Calatrava han sido tanto efusivas como explosivas. Dentro de estas últimas podemos diferencias erupciones estrombolianas e hidromagmáticas dependiendo de la relación agua/magma en el momento de producirse las erupciones, sin descartar eventos explosivos de carácter vulcaniano vinculados a la ruptura de tapones de la va solidificada en conductos eruptivos.

Los más de 240 edificios volcánicos identificados del Campo de Calatrava no se presentan aleatoriamente en el territorio, sino que se articulan en claras alineaciones volcánicas que se entrecruzan. La distribución de los centros de emisión responde a ciertas pautas condicionadas por directrices tectónicas heredadas y propias.

Como consecuencia de todo ello, en el Campo de Calatrava se distingue actualmente un espacio central en el que se concentra el mayor número de volcanes, rodeado de espacios periféricos en los que el número e intensidad de las erupciones va disminuyendo progresivamente hasta desaparecer.

Dentro de los fenómenos eruptivos desarrollados en el Campo de Calatrava, el hidrovolcanismo es el más destacado por su abundancia, más de la mitad de los edificios volcánicos responden a estas dinámicas, y por las repercusiones ambientales que introduce en el territorio en forma de encharcamiento temporales de agua (lagunas) acumulada en los fondos de los cráteres hidromagmáticos (maares).

El hidrovolcanismo hace referencia a los procesos físicos y químicos que ocurren cuando el magma o un foco de calor magmático interfiere en una acumulación de agua externa al sistema volcánico, pudiendo ser ésta superficial o subterránea.

Las formas resultantes de menor a mayor cantidad de agua serian cono de piroclastos, maar con anillos de tobas, maar con cono de tobas y lavas almohadilladas.

Las erupciones efusivas en el Campo de Calatrava emitieron grandes cantidades de material lávico, a lo largo de fisuras abiertas sobre los flancos de las sierras paleozoicas o en mitad de las cuencas sedimentarias. Tuvieron un índice de explosividad muy bajo y emitieron largas coladas a altas temperaturas (1.200°C). Las formas derivadas de estas erupciones son los depósitos de spatter, volcanes escudo, pequeños lagos de lava, conoletes de escorias y coladas fluidas.

Las erupciones estrombolianas en esta región se caracterizan por tener un grado de explosividad bajo y por la expulsión a la atmósfera de gran cantidad de material volcánico de proyección aérea (piroclastos tipo bombas, lapilli, escorias y cenizas). Las formas y depósitos derivados de estas erupciones en el Campo de Calatrava son conos de piroclastos, cráteres abiertos-cerrados, depósitos piroclásticos, mantos de piroclastos y coladas lávicas.

Las últimas manifestaciones del volcanismo calatravo se presentan con los hervideros que están relacionados con el enfriamiento y desgasificación de reservorios magmáticos o provienen directamente del manto a través de fracturas profundas, desarrollándose en esta región volcánica un número considerable de los mismos.

La distribución geográfica no es aleatoria, sino que guarda una estrecha relación tectónica con el volcanismo, ya que las alienaciones de los manantiales coinciden con las principales alineaciones de los centros eruptivos.

Suelo de origen volcánico

El volcanismo calatravo es una consecuencia de la elevación de las Cordilleras Béticas durante la orogenia alpina, suceso geológico que se debe al choque de las placas Euroasiática y Africana en el contexto del Mediterráneo occidental.

Existe el consenso entre los investigadores que considera que la primera erupción volcánica en la comarca se data de hace unos 8-9 millones de años. Los últimos trabajos de investigación sitúan las últimas erupciones en el final del Pleistoceno Superior y en el Holoceno Medio, lo cual implica edades inferiores a los 10.000 años. Estas últimas dataciones se han realizado mediante técnicas indirectas y absolutas, datos que nos llevan a considerar a la región volcánica del Campo de Calatrava como zona volcánica activa, según los criterios internacionales.

Tras una pausa de tres millones de años, el fenómeno volcánico se reactiva por una intensa actividad estromboliana, haciéndose más evidente en las cuencas terciarias generadas en terrenos hercínicos. Lavas y piroclastos se fueron interestratificando con capas sedimentarias acumulándose en las zonas topográficas más deprimidas.

Además, la riqueza en bases proporciona medios favorables para la aparición de minerales de arcilla tipo esmectitas y procesos de rubefacción por el alto contenido en hierro.

La precipitación media anual en el Campo de Calatrava es escasa, unos 450 mm, con un comportamiento muy irregular interanualmente, y elevada evapotranspiración, por encima de los 700 mm/año, registrándose los valores más elevados en verano. Este factor formador ha desarrollado una serie de suelos que van desde los Entisoles (suelos poco desarrollados sobre depósitos volcánicos) hasta Alfisoles (suelos muy desarrollados arcillosos y rojos, con o sin acumulaciones de carbonatos), pasando por Inceptisoles (suelos con un desarrollo evolutivo moderado que lleva a la aparición de simples horizontes cámbicos).